Me encanta especular y no estoy hablando de la bolsa de valores (nunca entenderé bien como funciona el mercado de las acciones). Me refiero al futuro de la fotografía.
Sería fácil ponernos a hablar de cuántos serán los megapixeles ‘normales’ en una cámara dentro de 20 años (¿50 MP?) o de las capacidades de procesamiento de datos que tendrán (como capturar video en HD y tomar fotos al mismo tiempo, cosa que ya hacen un par de modelos). Imaginarnos sus prestaciones futuras puede tomar toda clase de rumbos inesperados, pero hoy quiero tratar de imaginar como serán las cámaras del futuro desde el punto de vista del diseño.
Supongo que la necesidad ha dictado siempre la forma que debe tener una cámara: de ser una caja pasó a ser una caja más pequeña e incluso cuando ya no necesita ser cuadrada o rectangular, la gran mayoría de las cámaras siguen teniendo el mismo aspecto básico. Hasta ahora.
Ya en la década de 1980 algunos diseñadores con mente futurista comenzaron a dibujar cámaras con formas poco ortodoxas, como la Yashica Samurai que aunque parece una cámara de video es en realidad una cámara fotográfica que usa rollos 35mm comunes y corrientes.
Este tipo de diseños tal vez no seguía las reglas, pero cumplía su trabajo y se veía bien. Además, los rollos de 35mm son pequeños y diseñar un cuerpo que los acomode no puede ser tan difícil, ¿cierto?
Por supuesto, el reinado del rollo comenzó a llegar a su fin con la llegada de las cámaras digitales y estas también tuvieron que pasar por una interesante evolución para adoptar la forma con que las conocemos ahora. ¿Han visto algunas vez la primera cámara digital del mundo? Debido a su funcionamiento y soporte digital no se parece mucho a lo que llamaríamos una cámara hoy en día, y es que grababa imágenes en blanco y negro en un cassette como esos que usábamos para escuchar música; debido a eso su forma era bastante… irregular.
La llegada de las cámaras digitales en 1988 también significó en parte una pequeña revolución en el diseño, pues había que adaptarse a las nuevas necesidades de este formato. Una empresa que quiso aprovechar la revolución para rediseñar sus cámaras análogas fue Canon, así es que un día lanzaron la Photura (1991), una cámara moderna que ofrecía nuevas alternativas para los amantes del negativo.
Y así como seguían evolucionando las agonizantes cámaras análogas, los fabricantes empezaban a experimentar con sus nuevos juguetes digitales, tratando de crear la nueva generación de cámaras reflex que reemplazaban la película por un sensor; incluso la gran Leica se dio el lujo de probar algo diferente cuando en 1996 crearon la S1, una cámara digital de medio formato con 26 megapixeles y una forma también poco usual: esas ‘manillas’ no son para sostener la cámara, sino para encuadrar la imagen. Hay que mencionar sí que este juguete sólo fue fabricado para estudios de óptica en laboratorios y otros usos científicos, ya que no era muy práctica de usar (cada foto demoraba 3 minutos en exponerse); sólo se fabricaron unos 160 ejemplares de esta rareza.
¿Y qué me dicen de la cámara panorámica de Seitz? Según la mayoría parece más bien un skate sin ruedas. Claro que su extraña forma está dictada por el especial tipo de fotos que realiza, extremadamente anchas.
¿Extravagantes diseños? Tal vez, un poco… pero el futuro promete ser aún más innovador. Casio ya lanzó su Trix, que se pliega de formas poco convencionales y recién salió al mercado la Lytro, que para la mayoría no parece una cámara en lo absoluto. Ya hemos visto también algunos diseños conceptuales que le otorgan nuevas formas a nuestros juguetes favoritos, como las Canon Nova y la Snap:
¿Dónde se detiene esta loca carrera de diseño? No tengo idea, pero los invito a mirar otras simpáticas ideas en estos enlaces; desde cámaras a prueba de agua hasta cámaras voladoras y arrojadizas (las tiras al aire para que tomen una foto), creo que el futuro se ve entretenido, aunque a veces sea un poco impráctico o simplemente feo:
7 conceptos para el futuro de las cámaras
10 cámaras conceptuales creativas
Lobo.